But here's the funny thing: el tiempo pasa, pero siempre me termino quejando de lo mismo.
En realidad hace como tres años que me vengo quejando de lo mismo: no tengo tiempo, estoy cansada, las cosas me superan, mi relación con mi papá apesta... siento como si fuera un disco rayado. Llega un punto que me doy asco. Siento como si no aprendiera más.
Con el tema de mi papá siempre bajo mis espectativas: cada vez espero menos de él, pero de alguna forma u otra se las arregla para desilusionarme. The guy is a pro. Trato de buscar una nueva forma de reinventar mi relación con él, de redefinirla para no sentirme tan mal. Pero aún así no funciona.
Hay veces que siento que realmente no quiere tener nada más que ver conmigo, que soy parte de una vida que quiere olvidar. Todo lo que tenga que ver con mi mamá: gone. Totalmente borrado. Excepto yo. Por varias razones no me termina de borrar, y siento que es porque una parte de él no quiere, aunque su naturaleza le dice que lo haga. Una parte de él me quiere, pero en el proceso me está lastimando tanto que lamentablemente yo ya no sé cómo me siento al respecto.
Por otra parte está la facultad. Oh that little —I mean huge— bitch. Tengo tantas cosas que hacer y esta carrera me roba todo el tiempo que tengo. Aunque con eso tomé una decisión: la forma con la que lidié con la facultad estos últimos 3 años terminó. Fue algo completamente enfermizo que no pienso repetir. Me voy a tomar tiempo para mí, porque eso es lo que importa. Yo importo y yo voy primero (Ya que mi papá no me antepone a nada, well, YO me voy a anteponer).
Así que realmente espero que la próxima vez que escriba en este blog sea para contar cómo me fue con este nuevo enfoque. Y realmente espero que el resultado sea postivo porque realmente estoy dispuesta a hacer un cambio. Y estoy realmente harta de la misma situación. Estoy harta de sentirme una imbécil por dejar que mi papá me defraude.
Así que esperemos que el 2016 sea un año de cambio.